Ya sabíamos que dormir bien es una fuente de salud y equilibrio. Ahora, además, según un nuevo estudio llevado a cabo por la escuela de medicina de la Universidad de Duke, sabemos que no dormir afecta a la capacidad de nuestro cerebro de tomar decisiones y de evaluar los posibles beneficios o perjuicios derivados de las mismas. El proyecto analizó la toma de decisiones de 29 individuos de poco más de veinte años, muchas de ellas tomadas tras pasar una sola noche sin dormir.
Los resultado se revelaron muy sorprendentes. Las imágenes cerebrales tomadas a los individuos revelaban un inusual aumento de la actividad en la zona del encéfalo tradicionalmente encargada de valorar las consecuencias positivas derivadas de una decisión, mientras que la actividad decrecía de manera importante en la parte del cerebro dedicada justamente a lo contrario: evaluar las pérdidas o perjuicios derivados de dicha decisión.
Las decisiones a las que tuvieron que hacer frente los conejillos de Indias eran de tipo económico, y los que habían tenido una noche normal de sueño se mostraron claramente más propensos a tomar decisiones encaminadas a minimizar la posibilidad de pérdidas. Este hallazgo es muy importante, sobre todo a la hora de comprender ciertos comportamientos asociados con el juego y la ludopatía. Así, los jugadores que se animan a jugar a avanzadas horas de la noche, serán en general más propensos a tomar decisiones porcentualmente más inclinadas a arrojar pérdidas.
Este no es ni mucho menos el primer estudio que se ocupa de analizar los efectos de la falta de sueño en nuestro cerebro. Sin embargo, sí es el primero que establece una relación causa-efecto entre la misma y la falta de rigor en la toma de decisiones económicas, según sus autores Scott Huettel y Vinod Venkatraman.