Los medicos del ‘Hospital de Canberra’, en Australia, siguen perplejos ante el caso que se presentó ante ellos. Un hombre de 70 años de edad acudió en busca de ayuda sanitaria después de que un tenedor de 10 centímetros se quedase atascado dentro de su pene al habérselo insertado en una búsqueda de placer sexual. Tras una compleja maniobra de extracción, los especialistas lograron sacar el utensilio de su interior satisfactoriamente. Ahora, el caso ha levantado numerosa expectación dada su rareza y su poca frecuencia.
Pese a que los doctores de los hospitales de hoy en día están acostumbrados a ver todo tipo de afecciones y en numerosas ocasiones se enfrentan a casos extraordinarios, el de hoy no ha evitado dejarles boquiabiertos y eclipsados por el suceso que tenían ante sí.
Un hombre de 70 años de edad había llegado al hospital de Canberra, en Australia, después de haberse insertado en el pene (en la uretra), un tenedor de 10 centímetros con el objetivo de hallar placer sexual.
Además, antes de que acudiese a los servicios de emergencia con su miembro viril ensangrentado, el australiano confesó que hacía casi 12 horas que tenía el tenedor atascado dentro.
Así, los médicos, que podían palpar el utensilio desde fuera, realizaron una radiografía en la que se podía apreciar perfectamente la disposición del mismo en su interior.
De este modo, tras aplicarle anestesia general y abundante lubricante, procedieron a llevar a cabo la complicada maniobra para conseguir extraerlo satisfactoriamente.
El suceso causó tal sorpresa que varios doctores publicaron el acontecimiento en el ‘International Journal of Surgery Case Report’, una revista internacional que relata casos sorprendentes del mundo de la cirugía.
«La mente humana es más creativa y desinhibida de lo que uno podría afirmar», aseguran los médicos, quienes también confirman que «la estimulación erótica a través de instrumentos insertados en la uretra ha existido desde tiempos inmemoriales y pese a su carácter inusual no es desconocido para los urólogos». No obstante, reconocen la particularidad de este caso como todo un «desafío», tal como recoge el diario británico ‘The Independent’.
Además, apuntan que aquellos que también han sufrido accidentes similares, por vergüenza intentan resolver el problema ellos solos, provocándose en su intento daños aún mayores que podrían llegar a ser irreparables.
Por ello, a la luz de estas informaciones, los expertos nos invitan a pensar que quizás a veces sí sea correcto poner ‘límites a la imaginación’.