Hasta hace poco se pensaba que los neandertales, que desaparecieron hace entre 30.000 y 24.000 años, eran predominantemente carnívoros. Sin embargo, distintas investigaciones han aportado pruebas de que tenían una dieta variada, mucho más compleja de lo que se creía, que incluía distintas verduras. Científicos liderados por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de York han identificado el material atrapado en el sarro de diez muestras de cálculos dentales (placa dental calcificada) de neandertales de la cueva de El Sidrón y han hallado la primera prueba molecular de que un individuo de esta especie ingirió dos tipos de plantas medicinales: aquilea y camomila.
En investigaciones realizadas en 2009 por el equipo de excavación de El Sidrón se había identificado el gen neandertal que les dotaba para percibir el gusto amargo. Y la aquilea y la camomila lo son. «Como estas plantas tienen un sabor amargo y bajo poder nutritivo, llegamos a la conclusión de que las usarían por razones medicinales, como hacemos ahora», explica Antonio Rosas, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC. El científico cree que estas plantas eran consumidas probablemente crudas, ya que no hay indicios de que fueran «cocinadas», aunque sí se conoce que los neandertales pasaban por el fuego algunos alimentos. «Además de ingerirlas, pudieron aplicárselas directamente en la piel», apunta Rosas.
Uso del fuego
En los análisis de las muestras dentales, realizados con complejas técnicas como la espectrometría de masas, han aparecido otros compuestos orgánicos. Por ejemplo, gránulos de almidón triturados, muy nutritivos, procedentes de tubérculos, legumbres, gramíneas o cortezas de árbol, los más antiguos confirmados hasta ahora mediante test bioquímicos (43.000 años). También se han hallado moléculas que se producen en la combustión de la madera, lo que demuestra «un uso intensivo del fuego; inhalaban humo con asiduidad», dice Rosas.
«Es fascinante lo que podemos llegar a conocer de una muestra de sarro», afirma el investigador. «Los neandertales eran distintos a nosotros, pero cada nuevo descubrimiento acentúa más su humanidad. Posiblemente darán más que hablar en los próximos años».
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